Libertad de expresión
Libertad de expresión. Jesús Humberto González de León.
Los medios de comunicación y los que en ellos colaboramos tenemos una responsabilidad social. Divulgar la verdad, los hechos tal como se presentan. Sin caer en especulaciones ni afirmaciones temerarias. Mantener informados a los lectores, formar un criterio. Así mismo, lo medios cumplen una función critica, un freno ante los abusos del poder, mediante la influencia que se ejerce al formar la opinión publica. Es preciso señalar lo que este bien y criticar lo que esta mal.
Los extremos son malos. Después de haber vivido en un país en donde la represión del gobierno a los medios era habitual, ahora estamos cayendo en el otro extremo. Una permisividad amparada bajo una mal llamada libertad de expresión. La falta de respeto a las instituciones las debilita.
Hay limites a esta libertad de expresión. La misma Constitución los otorga en sus garantías individuales.
Una charla organizada por Vanguardia e impartida por el Lic. Villegas Rico, nos dejo algunos conceptos y ejemplos muy claros sobre los limites a la libertad de expresión. Marta Fox esta en su derecho al demandar se respete su intimidad que fue afectada al publicarse en un libro. En cambio, un funcionario público que realiza acciones indebidas, que afectan la buena administración y manejo del patrimonio de la comunidad, esta sujeto al escrutinio publico. En cambio su vida personal, la intimidad de su hogar, entra en al ámbito de lo privado mientras no afecte su buen desempeño como funcionario.
La intimidad de las personas, el derecho a un buen nombre y a una reputación, deben ser respetados y protegidos. La difamación constituye un daño difícil de reparar. Cuando una persona confesó haber levantado falsos a otra, como penitencia se le impuso dejar caer las plumas de una almohada desde un edificio y luego recogerlas por toda la ciudad. Así de difícil es reparar el daño al buen nombre y a la buena fama de una persona.
El honor es mas difícil de dañar, por que el honor es el concepto que cada uno tiene ante si mismo. El honor depende solo de lo que cada quien haga o diga, no depende de lo que digan los demás.
Nadie nos conocerá por nuestros pensamientos ocultos. Expresar las ideas y los pensamientos es un privilegio y al mismo tiempo una grave responsabilidad. Para ello se requiere de una dosis de prudencia, pero también de valentía. Un valiente sin prudencia es un temerario. jesus50@hotmail.com
Los medios de comunicación y los que en ellos colaboramos tenemos una responsabilidad social. Divulgar la verdad, los hechos tal como se presentan. Sin caer en especulaciones ni afirmaciones temerarias. Mantener informados a los lectores, formar un criterio. Así mismo, lo medios cumplen una función critica, un freno ante los abusos del poder, mediante la influencia que se ejerce al formar la opinión publica. Es preciso señalar lo que este bien y criticar lo que esta mal.
Los extremos son malos. Después de haber vivido en un país en donde la represión del gobierno a los medios era habitual, ahora estamos cayendo en el otro extremo. Una permisividad amparada bajo una mal llamada libertad de expresión. La falta de respeto a las instituciones las debilita.
Hay limites a esta libertad de expresión. La misma Constitución los otorga en sus garantías individuales.
Una charla organizada por Vanguardia e impartida por el Lic. Villegas Rico, nos dejo algunos conceptos y ejemplos muy claros sobre los limites a la libertad de expresión. Marta Fox esta en su derecho al demandar se respete su intimidad que fue afectada al publicarse en un libro. En cambio, un funcionario público que realiza acciones indebidas, que afectan la buena administración y manejo del patrimonio de la comunidad, esta sujeto al escrutinio publico. En cambio su vida personal, la intimidad de su hogar, entra en al ámbito de lo privado mientras no afecte su buen desempeño como funcionario.
La intimidad de las personas, el derecho a un buen nombre y a una reputación, deben ser respetados y protegidos. La difamación constituye un daño difícil de reparar. Cuando una persona confesó haber levantado falsos a otra, como penitencia se le impuso dejar caer las plumas de una almohada desde un edificio y luego recogerlas por toda la ciudad. Así de difícil es reparar el daño al buen nombre y a la buena fama de una persona.
El honor es mas difícil de dañar, por que el honor es el concepto que cada uno tiene ante si mismo. El honor depende solo de lo que cada quien haga o diga, no depende de lo que digan los demás.
Nadie nos conocerá por nuestros pensamientos ocultos. Expresar las ideas y los pensamientos es un privilegio y al mismo tiempo una grave responsabilidad. Para ello se requiere de una dosis de prudencia, pero también de valentía. Un valiente sin prudencia es un temerario. jesus50@hotmail.com
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