Encuestitis
Encuestitis. Jesús Humberto González de León.
La moda de las encuestas se ha hecho presente. Las vemos en muchos medios y acerca de temas que van desde lo superficial, hasta temas que sí impactan a los mexicanos. Son útiles para conocer la opinión publica en asuntos de interés para esa comunidad. Las encuestas deben ayudar a la toma de decisiones del gobierno.
Se pueden conocer asuntos como:¿Que pensaron los saltillenses acerca del cobro para la planta tratadora? Mas adelante le tengo las respuestas. (Me sentí López Doriga). La verdad sea dicha las encuestas pueden ser un arma de dos filos. ¿Es la encuesta un reflejo de la opinión general o es un método para moldear la opinión? La realidad es que es una mezcla de ambas. Una encuesta puede ser mal utilizada.
Una táctica tan engañosa como antigua consiste en hacer una serie de preguntas cuya respuesta obvia es si. Al final, después de tanto decir sí, ya con la inercia no puede decir que no. Es importante legislar sobre las encuestas: penalizar cuando sean falsas, tendenciosas, en donde las respuestas preexistentes son inducidas. Es preciso también determinar con que anticipación a las elecciones pueden ser publicadas.
Es difícil ir en contra de la mayoría. Las personas tendemos a unirnos al pensamiento generalizado por varias causas: que no nos juzguen de locos, por un sentido de grupo, de identidad. A la gente nos gusta estar con el ganador. En tiempos electorales entonces la encuesta se convierte en un arma peligrosa. Si se difunde ampliamente que el candidato “x” es el favorito de la mayoría, de inmediato se da el efecto cargada, en el que mas gente se le suma, convirtiéndose en una especie de auto-profecía.
Caso aparte, recordemos la famosa consulta ciudadana de la planta tratadora de aguas residuales en Saltillo. Entre otras, una pregunta para legitimar el cobro, decía ¿Qué tan dispuesto esta en colaborar? Respuestas: Totalmente dispuesto 25%, muy dispuesto 29.7%, parcialmente dispuesto 32.8%. Esta ultima respuesta, en donde esta el mayor porcentaje, resulta difícil de interpretar. ¿Que quiere decir parcialmente dispuesto? ¿Es un sí? ¿Es un no? ¿O es un no sé? Esto demuestra cómo las encuestas se utilizan para legitimar decisiones cuyo costo político resulta alto, o cuando se trata de medidas impopulares.
Supongamos, Dios no lo quiera, que en algún momento futuro del país las encuestas reflejen una opinión de 60% a favor de que se legalice el aborto y 40% en contra. Lo mas probable es que un político se incline a su legalización. Sin embargo lo correcto es que el político defienda sus convicciones, si esta en contra razone y explique a sus representados el porque de su decisión de votar en ese sentido. El horario de verano es un claro ejemplo de esto. El 54% de los mexicanos estuvo en contra, el 30% a favor y el 16% le fue indiferente. Se tomo la decisión de implementarlo, explicando claramente el ahorro en energía y la productividad que genera. En conclusión, el valor que se le da a la encuesta debe ser el de una herramienta de decisión, su uso debe estar sujeto a criterios éticos y legales, sin tendencias ni manipulaciones. La encuesta no es ley, ni debe sustituir al método democrático. Es una fotografía y un método de predicción. Le invito a opinar en una encuesta sobre Loma Linda. Viene al final de mi página: www.chuybeto.blogspot.com
La moda de las encuestas se ha hecho presente. Las vemos en muchos medios y acerca de temas que van desde lo superficial, hasta temas que sí impactan a los mexicanos. Son útiles para conocer la opinión publica en asuntos de interés para esa comunidad. Las encuestas deben ayudar a la toma de decisiones del gobierno.
Se pueden conocer asuntos como:¿Que pensaron los saltillenses acerca del cobro para la planta tratadora? Mas adelante le tengo las respuestas. (Me sentí López Doriga). La verdad sea dicha las encuestas pueden ser un arma de dos filos. ¿Es la encuesta un reflejo de la opinión general o es un método para moldear la opinión? La realidad es que es una mezcla de ambas. Una encuesta puede ser mal utilizada.
Una táctica tan engañosa como antigua consiste en hacer una serie de preguntas cuya respuesta obvia es si. Al final, después de tanto decir sí, ya con la inercia no puede decir que no. Es importante legislar sobre las encuestas: penalizar cuando sean falsas, tendenciosas, en donde las respuestas preexistentes son inducidas. Es preciso también determinar con que anticipación a las elecciones pueden ser publicadas.
Es difícil ir en contra de la mayoría. Las personas tendemos a unirnos al pensamiento generalizado por varias causas: que no nos juzguen de locos, por un sentido de grupo, de identidad. A la gente nos gusta estar con el ganador. En tiempos electorales entonces la encuesta se convierte en un arma peligrosa. Si se difunde ampliamente que el candidato “x” es el favorito de la mayoría, de inmediato se da el efecto cargada, en el que mas gente se le suma, convirtiéndose en una especie de auto-profecía.
Caso aparte, recordemos la famosa consulta ciudadana de la planta tratadora de aguas residuales en Saltillo. Entre otras, una pregunta para legitimar el cobro, decía ¿Qué tan dispuesto esta en colaborar? Respuestas: Totalmente dispuesto 25%, muy dispuesto 29.7%, parcialmente dispuesto 32.8%. Esta ultima respuesta, en donde esta el mayor porcentaje, resulta difícil de interpretar. ¿Que quiere decir parcialmente dispuesto? ¿Es un sí? ¿Es un no? ¿O es un no sé? Esto demuestra cómo las encuestas se utilizan para legitimar decisiones cuyo costo político resulta alto, o cuando se trata de medidas impopulares.
Supongamos, Dios no lo quiera, que en algún momento futuro del país las encuestas reflejen una opinión de 60% a favor de que se legalice el aborto y 40% en contra. Lo mas probable es que un político se incline a su legalización. Sin embargo lo correcto es que el político defienda sus convicciones, si esta en contra razone y explique a sus representados el porque de su decisión de votar en ese sentido. El horario de verano es un claro ejemplo de esto. El 54% de los mexicanos estuvo en contra, el 30% a favor y el 16% le fue indiferente. Se tomo la decisión de implementarlo, explicando claramente el ahorro en energía y la productividad que genera. En conclusión, el valor que se le da a la encuesta debe ser el de una herramienta de decisión, su uso debe estar sujeto a criterios éticos y legales, sin tendencias ni manipulaciones. La encuesta no es ley, ni debe sustituir al método democrático. Es una fotografía y un método de predicción. Le invito a opinar en una encuesta sobre Loma Linda. Viene al final de mi página: www.chuybeto.blogspot.com
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